CARTAS DEL NORTE - CATARSIS LITERARIA





CARTAS DEL NORTE


CATARSIS LITERARIA

Se acercan las Ferias del Libro cuya culminación tendrá lugar la última semana de Mayo y primera de Junio en el Parque del Retiro madrileño, y los autores apuran sus presentaciones, a la par que las Editoriales comienzan a publicar las que serán las grandes apuestas de los próximos meses: los Premios Planeta, Nadal, Alfaguara, Biblioteca Breve….En fin. Toda una catarsis literaria que presagia el éxito o el fracaso de quienes se exponen en las casetas de las firmas a sus lectores. Hoy vamos a ‘hablar’ de la “rentre” literaria previa a dichos saraos, o al menos de algunos de los que a mi juicio van a ser los ejemplares que llenaran las mesas de novedades de las librerías.
Julia Otxoa, poeta, narradora y artista grafica como ella misma se define, es más conocida en algunos círculos por sus microrrelatos, o relatos cortos, englobados para algunos críticos dentro del género de la “minificción”. ‘El niño mordió el anzuelo y el pescador fue atrapado y llevado a gran velocidad a los abismos marinos’, reza uno de los que componen su última obra editada por Menoscuarto “Confesiones de una mosca”. He de decir que me considero fanático de dicho género desde que cayeran en mis manos los hiperbreves de Juan Jose Arreola o Monterroso, y más tarde gracias a la labor desarrollada por aquellas Editoriales que se encargaron de dignificar el género, con el descubrimiento de un sinfín de autores y narradores tanto de España como de Latinoamérica. Otxoa aborda una vez más la soledad, el esperpento, la muerte, la vida cotidiana, pequeños flashback que una y otra vez a todos nos suceden casi de una forma kafkiana pero siempre visionándolos desde ese otro lado del espejo al que nunca queremos acceder pero en el que solemos mirarnos para comprobar cuan iguales y diferentes somos a nosotros mismos. Confesiones de una mosca es un tamiz, como una manta de patchwork de colores brillantes y opacos,  cálidos y fríos. Un zoco de incienso al que siempre es agradable regresar. Y de este libro, a todo un descubrimiento. 
Me acuerdo, de Joe Brainard, es el antecedente al Me acuerdo de George Perec. Conocía el libro de Perec, por supuesto, pero desconocía totalmente esta edición del autor norteamericano. Y más aún, que George Perec se lo dedicara. De ahí su importancia. Paul Auster dice…”los libros supuestamente más importantes…serán olvidados uno tras otro”. Y es que yo también “me acuerdo de la ropa heredada” y también “me acuerdo de reflexionar sobre si se debe o no se debe matar a una mosca”. En fin. Imprescindible para las largas y tediosas tardes de domingo. Como imprescindible es volver siempre a Juan Jose Millas, a sus “armarios comunicantes”, a la interpretación que hace de la existencia de sus personajes cada vez que se pone delante de un ordenador a darles vida propia. 
Millas acaba de publicar Que nadie duerma, una especie de ‘read movie’ con el Madrid más canalla a la par que quijotesco de fondo, en el que Lucia, la protagonista, decide reinventarse laboralmente y sentarse a los mandos de un taxi. A partir de ese momento, sus partenaires serán sus clientes. Tres novedades, que darán que hablar, seguro.

Luis Santillán

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