CARTAS DEL NORTE - Un Premio y un descubrimiento








CARTAS DEL NORTE

Un Premio y un descubrimiento

La historia es caprichosa, y los escritores ocultos, ‘también existen’. Leyendo lo acontecido recientemente, al menos tal y como nos lo ha trasladado la Editorial, sobre el descubrimiento y posterior edición  de la novela Todo esto existe, de Iñigo Redondo, no he podido evitar recordar otra situación muy pareja en el tiempo, cuando en el año 2001 un desconocido Tulio Stella habría de alzarse con el II Premio Casa de América de Narrativa Innovadora.  Un año en el que el jurado pretendía dejarlo desierto. En aquel entonces, hubo de ser Vila Matas quien no se resignara  y decidiera “bucear” entre los innumerables manuscritos que había recibido la editorial hasta que descubrió una novela dividida en cinco partes (a la manera de ‘2666’ de Bolaño) titulada La familia fortuna. Después de aquello, Tulio Stella habría de caer en el ostracismo, o como algunos románticos de la literatura prefieren decir, se convertiría  en un nuevo Bartleby. Quién sabe. Lo cierto, es que no sabemos quién ha sido el sagaz descubridor del manuscrito de Todo esto existe, una novela que respira literatura por los poros, que está escrita con el mimo de quien se enfrenta un día tras otro con persistencia falkneriana a una página en blanco, y que nos reconforta con la sensación de que no está todo dicho en literatura. Muy a pesar de los agoreros o de quienes hayan enterrado la novela como género en no pocas ocasiones, Todo esto existe es la historia de dos seres humanos sencillos encerrados en sus caparazones y en un agresivo ecosistema que se derrumba cada día un poco más. Todo un acierto. Ya que ‘la  literatura, como cualquier otro aspecto del arte, responde a la manera que el hombre tiene de entenderse en el mundo, de ubicarse en él. Lo que cambia, época tras época, es el paradigma, y aunque las cuestiones siguen siendo las mismas las respuestas pueden ser sensiblemente diferentes. El arte no ha dejado de ser, en ningún caso, expresión poética de las vivencias y reordenamiento del paradigma, a la sazón vigente’. 
A la vista de las críticas  vertidas sobre la última novela de Javier Cercas, Terra Alta, Premio Planeta 2019, me pareció oportuno dejar pasar un tiempo para reflexionar sobre las mismas y la obra. Es cierto que no estamos ante la mejor obra de Cercas, ni tan siquiera posiblemente será recordado en el futuro por Terra Alta como si lo será por Soldados de Salamina, Anatomía de un instante o La velocidad de la luz, por ejemplo. Es cierto que la obra adolece de cierta premura, como si le faltase una segunda lectura y corrección, y no hubiera llegado a tiempo a ello, y no es menos cierto que nunca se había atrevido en el género policiaco. Pero hay que recordar, que José María Guelbenzu, por ejemplo, acababa de firmar la maravillosa novela Un peso en el mundo (1999) antes de que comenzara su incursión en el género negro creando el personaje de la Jueza Mariana de Marzo cuya primera incursión data del año 2001. Quiero decir, que conviene a veces no ser tan puristas cuando se enfrenta uno a la lectura de una novela. Sabemos lo que significan los Premios Planeta, y no será la primera vez ni la última que un ganador sea vilipendiado. El propio Muñoz Molina sufrió alguna crítica por presentarse al Premio, criticas que se amortiguaron  con la calidad de la obra. Leamos a Cercas, a Vila, y disfrutemos de su literatura.



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