Entre otras cosas, hablamos de libros - La quiebra de la humanidad




Entre otras cosas, hablamos de libros

La quiebra de la humanidad

  



Escribir después de Auschwitz, se plantea Günter Grass en  el último libro editado por Paidós y que recoge dos textos escritos por el Nobel alemán con motivo del trigésimo aniversario del final de la segunda guerra mundial. Escribir después de Auschwitz, o de Treblinka, Tezerín, Dachau, Mauthausen-Gusen, Sobibor…. Ciertamente resulta difícil hacerlo, abstraerse a tanta barbarie, y lo más difícil y a la vez lo más indecente, sobreponerse a la idea de que hubo un tiempo en el que todo un pueblo estuvo detrás de sus dirigentes. ¿Por qué?. ¿Cómo fue posible?. Escribir después de Auschwitz, nunca llegaremos en entender en profundidad la realidad de lo acontecido, el antes y el durante, y el por qué, claro, aunque si el después. Nos quedan los testimonios de aquellos sobrevivientes de los campos de exterminio que aún hoy en día aun se atreven a escribir y contarnos, relatarnos, mostrarnos sus dibujos. Ellos son los verdaderos héroes. Como Theodor W. Adorno, para quien, según retoma Günter Gras su propia reflexión, Auschwitz supuso algo mas que un campo de exterminio, que la punta de lanza de la solución final. Supuso la quiebra definitiva de la humanidad, la que le imposibilitaría a él y a muchos como él a escribir poemas. ¿Importa escribir poemas en este fin / principio de milenio?. Que se lo pregunten a Theodor W. Adorno. Por otra parte, cabe reseñar que aunque abunda la literatura sobre el holocausto, Hitler y la llamada eufemísticamente solución final, la segunda guerra mundial, el sitio de Stalingrado, la caída de Berlín, la importancia de Goebbels, etc, etc, etc, escasea la dedicada al periodo inmediatamente anterior a la llegada del Führer al poder y más concretamente, a la formación y transformación de la juventud, de esa juventud alemana, inteligente, recia, en aria y racista. Ödön Von Horváth, escritor austriaco de origen húngaro, considerado uno de los autores alemanes más críticos de todos los tiempos y admirado por Thomas Mann, Herman Hesse y Joseph Roth a partes iguales, es el autor de Juventud sin Dios (BackList – 2010 ), un alegato pacifista, antimilitarista, antinazi, ambientado en los tiempos del ascenso del nazismo en donde se vive el desconcierto (el lector) de un maestro incapaz de educar a esa juventud despiadada que no atiende los mínimos valores morales. 
Y cerramos esta particular Quiebra de la humanidad, con Necropolis (Anagrama 2010) en palabras de Claudio Magris, "una de las obras maestras de la literatura del Holocausto".  Y a fe mía que decir esto después de haber leído a Primo Levi o Imre Kertész, es decir mucho. Pero aún dice más: "La mirada micrológica del autor atrapa lo esencial -el horror difícilmente expresable- desde partículas aparentemente insignificantes y coloca cada cosa, aunque sea mínima, dentro de una perspectiva global, dentro de la totalidad de la vida y de los procesos naturales e históricos". Y es que cuando parecía que lo habíamos leído todo sobre la solución final, cuando parecíamos “saberlo todo” sobre los campos de exterminio, “un exdeportado turista se encarga de sacarnos de nuestro error una vez más, frente al barracón y al alambre de espino transformados ahora en museo, recordándonos cargado de dolor y emoción el sufrimiento, el hambre y el frío, que hubo de pasar. Esta es su historia. Esta es la historia de Boris Pahor. Este es su libro. Necrópolis. En definitiva, esta es la verdadera Quiebra de la humanidad.

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