Entrevista Ana Rossetti Por Luis García
Ana
Rossetti
Por
Luis
García

Introducción.-
Dicen los que la conocen, que esta gaditana
independiente y creativa, poeta y
narradora, forma parte por derecho propio de la historia literaria de
los últimos cincuenta años. Dicen los que la conocen, que Ana Rossetti se
siente heredera de San Juan de la Cruz, porque “la primera vez que leyó una
lira suya sintió que estaba en contacto con poesía en estado puro”. Pero no
por ello es ajena al tiempo y al momento histórico que le tocó vivir. Ahora, de
la mano de una nueva Editorial, Páginas de Espuma, Ana Rossetti,
que atesora diversos Premios entre los
que caben señalar el Internacional
de Poesía y el Sonrisa Vertical, reúne su narrativa dispersa en
revistas y antologías para que aquellos que tan sólo la conocemos de oídas
disfrutemos con su literatura.
L.Garcia.- Se
publica Recuento, Cuentos Completos, en una Editorial nueva,
Páginas de Espuma. ¿Por qué?.
Ana
Rosseti.- Los cuentos incluidos en este
libro se han ido escribiendo a lo largo de veinte años y excepto los recogidos
en "Una mano de santos" y "Alvosías", que fueron concebidos
con el propósito de formar unos libros determinados, los demás se escribieron
por distintos motivos. Me ha costado mucho trabajo decidir el orden de
"Recuento" porque había que trazar una línea coherente. El mayor
problema fue organizar la primera parte, la de los cuentos sueltos (la otra,
como he dicho, estaba definida), pues me gusta agrupar mis trabajos en cortes
más unitarios. Por esa razón nunca me había planteado reunir toda esa variedad;
sin embargo, accedí al ofrecimiento que me hicieron Encarnación Molina y Juan
Casamayor, directores de Páginas de Espuma, porque tratándose de una obra
completa, no me pareció tan grave la falta de nexo entre ellos.
L.G.- ¿Cuánto hay de poesía en sus relatos?. ¿Qué me
puede decir de ellos?.

A.R.- Cada cuento reunido en Recuento tiene algo de mí, por tanto hay ciertas constantes, pero es imposible que ninguno de ellos pueda dar idea de todo el conjunto. En "Bitácora inmóvil, por ejemplo hay un trabajo de perspectivismo. Recuerdo que avanzaba por un lado e inmediatamente había una voz interior que me remitía a otro lado del tiempo. Tiene un primer plano que puede ser biográfico, de hecho fui a escribir ese cuento a los lugares colombinos; me habían encargado un texto que debía salir en el 92. El segundo plano puede ser el de la hablante, alguien coétanea a Colón y por último el diario de a bordo de Colón. Me parece de una poesía bellísima el diario de Colón, pero en "Bitácora inmóvil" lo he precedido de unas crónicas que cuentan otros viajes que tuvieron lugar en ese mismo año: la expulsión de los judíos. En el 92 nadie habló de los nazaríes vencidos ni de los judíos desterrados y sin embargo todo ello estuvo ocurriendo simultáneamente. Colón no encontraba puerto, y es que estaban todos colapsados por los judíos que se estaban marchando. A mí me interesa señalar que Colón mete a la gente el día antes de la partida por la noche y el Decreto decía que después de las 12 de la noche del 2 de agosto no podía haber ya ningún judío en territorio castellano. En el cuento me pregunto por quienes se marcharon y quienes se quedaron y a costa de qué: quién perdió más el que se quedó renunciando a sí mismo para adoptar la cultura de sus perseguidores o el que se fue renunciando a lo que había sido su patria tras malvender todo lo que tenía.
"El reino de Maud" es
un texto hecho a partir de una fotografía mía de cuando era niña , estaba en la
playa y había hecho un círculo a mi alrededor. Me concentré en el círculo y en
su valor simbólico y me olvidé de mí. Es un cuento de aprendizaje, el
aprendizaje de una niña ante la vida y las relaciones de poder que se le
imponen, el lenguaje del que manda. Lo que importa en ese cuento no son los
datos biográficos, que no existen como tales, importa la alegoría.
LG.- ¿Qué es el cuento
para Ana Rossetti?
A.R.- El cuento es el inicio de un universo mágico. Los cuentos "contados" en la infancia, nos están explicando la realidad de otra manera: desde el placer. Mediante un lenguaje simbólico están poniendo en contacto con otro significante nuestras perplejidades, nuestros miedos, nuestra aún descodificada e incompleta noción del mundo, y nos ayuda a resolverlos y a liberarlos. El cuento nos alimenta de las palabras necesarias para convocar o conjurar. Después, está la relación -con una gran carga afectiva- que se establece con la persona que nos lo cuenta. Una buena contadora de cuentos sabe dosificar lo reconocible con lo insólito, el misterio con la broma, la tensión con el respiro...y nos seduce, nos induce, nos conduce y nos introduce en el alma de las palabras. Se me acaba de ocurrir que una contadora de cuentos es como una nodriza que nos diera la primera papilla de poesía. Como la poesía, además de su origen oral, tiene en común su dependencia de las formas y su contenido estructurado sobre mínimos.
LG.- ¿Cómo surge un Cuento, cual suele ser su génesis?.
A.R.- Cuando me enfrento a la creación literaria, a
la génesis de un cuento por ejemplo, normalmente la idea está, surge a cada
momento. La vida cotidiana te está brindando propuestas continuamente; a veces,
no tienes una idea concreta, pero sí unas imágenes que debes darles sentido,
crear con ellas una atmósfera y poblarlas con personajes que no conoces e
intentar averiguar a dónde te llevan. Hay cuentos que han salido de una
impresión plástica, simplemente o de la sugerencia de una frase o de una
intuición, pero qué más da: la cuestión
es darle forma. Todo el mundo puede tener conciencia de que los cuerpos caen
verticalmente o de que se acorta el camino cruzando una calle en diagonal. Pero
hasta que no ha descubierto la manera de formular eso no se ha hecho nada. En
la creación también hay que buscar la fórmula no para demostrar, pero sí para
persuadir. Lo cierto es que el hallazgo se produce de una manera imprevisible.
Puede brotar con facilidad a medida que trabajas, pero hay veces que estás con
una idea dándole vueltas y vueltas como un problema insoluble y de pronto,
porque escuchas una ambulancia o porque suena el teléfono, o porque te pegas un
traspiés, lo resuelves. Pero no es nada mágico sólo que aún no sabemos cómo
funciona el cerebro. Esto vale también para la poesía... para la creación en
general. Pero un científico puede contestarte lo mismo, estoy segura
L.G.- Ana
Rossetti, poeta, narradora, ganadora del Sonrisa Vertical... ¿En
que terreno se mueve más a gusto?.
A.R.- Se puede decidir escribir en
prosa o en verso pero la poesía no tiene nada que ver con la intención, brota
porque sí. Al poema lo hermano con el cuento, ambos tienen la ventaja de decir
más con menos. Al cuento lo que le da tensión y fuerza, es lo que no está
escrito, es igual que en el poema. También su perfecta unión entre la forma y
el fondo. Por eso es más fácil que la poesía pueda manifestarse en ellos con
mayor facilidad porque la poesía no significa una cosa diferente a sí misma, la
poesía es. Eso pasa a menudo con un cuento, con un poema, incluso con los
"cortos" cinematográficos. Para simplificar: cuando nadie puede
conseguir explicarlos ni los demás pueden hacerse una idea por más referencias
que se les den hasta que no se les
reproduzca exactamente y no de otro modo, se puede afirmar que la poesía anda
cerca.
L.G.- ¿Está
suficientemente valorado el cuento como género?
A.R.- Me alegra pensar en que el
cuento se está volviendo a valorar. Hubo un tiempo en que se decidió que no
interesaba y se le hizo la cruz. No obstante, las editoriales debían tomar nota
de cuántas personas hay apuntadas a talleres para aprender a escribir cuentos y
cuántas personas hay en talleres de lectura que les resulta mucho más cómodo
analizar un cuento que una novela, sobre todo porque tienen muy poco tiempo
para reunirse y discutir. Un cuento necesita menos tiempo que una novela para
ser leído pero aporta tanta o más enjundia para ser discutido. Creo que se
están dando condiciones favorables para el cuento a través de los talleres. Por
otra parte, aunque el tiempo de lectura sea menor, no hay que confundirse. Un
cuento requiere un buen lector porque en la novela, como tiene la acción más
diluída, el lector no necesita concentrarse tanto: estoy hablando de las
novelas de entretenimiento, claro, que pueden tener todas las páginas del mundo
y que, aunque parezca contradictorio que con el ritmo de hoy se lean esos
tochos, gozan de muy buena acogida porque tienen el mismo fundamento que el
antiguo folletín. Esos tochos se pueden leer perfectamente en el metro y en
cualquier parte porque la atención no tiene por qué estar ahí al cien por cien.
Y encima duran más que el abono de trasportes. Pero si hablamos de literatura,
en el cuento hay que leer de verdad y no pasar la vista por el texto, pues el
cuento no es lo que te está contando sino lo que subyace, y es también una
degustación de la forma.
LG.- ¿Qué
ventajas le reporta el trabajar con una Editorial como Páginas de Espuma?.
A.R.- Mi experiencia con "Páginas de espuma", me
ha dado la ventaja de haber estado cerca de todo el proceso de edición de
principio a fin. Estar metida dentro de la editorial mientras va surgiendo tu
libro te implica mucho más con él, te hace comprender que su destino no se
realiza con el punto final. Aquí ves como se desarrolla todo, sabes cuándo
salen y adónde van, cómo se venden, conoces a los libreros, trabajamos las
ruedas de prensa. A este respecto se deberían hacer, lo mismo que se hacen
ruedas de prensa, ruedas de libreros porque ellos son los que van a hacer todo
lo posible por el libro, son el último eslabón, pero el definitivo. En las grandes
superficies te dan información sobre los libros porque buscan en el ordenador y
tienen muchas cosas, pero los libreros (que están desapareciendo) conocen sus
libros, los han leído, saben lo que te recomiendan y, como se implican más, te
guían y te involucran en su entusiasmo.
Comentarios
Publicar un comentario