Descortesía
del suicidio
Carlos
Vitale
Candaya – Barcelona -
2008
“Por algo será que el espejo me devuelve la
imagen”
Si existe un género literario especialmente
maltratado por la historia, sin duda alguna es el relato hiperbreve. Posiblemente
decir que es un género maltratado sea excesivo. No en vano la literatura del
siglo XIX y comienzos del XX, nos ha deparado grandes cuentistas, maestros del
relato corto. Y por encima de cualquier otro continente, los hispanoamericanos
se llevan la palma. ¿Habrá alguien que no haya leído los relatos hiperbreves de
Juan José Arreola, Augusto Monterroso o Julio Torri?. ¿Y de Carlos Vitale?. De
los primeros, van a permitirme la licencia de ponerlo en duda. Del último...
Para eso estamos aquí, porque incluso para mí, redescubrir a Carlos Vitale y su
Descortesía del suicida, (Editorial Candaya) fue
tan agradable como en su día leer el relato del dinosaurio. Sí que es cierto
que los textos de Vitale pueden parecer un tanto inconexos, pero creo que es
ahí precisamente donde radica su frescura. Son textos que varían entre una
línea y dos hojas, que se atreven con un guiño metaliterario cuasi aforístico
con la reflexión mas descarnada, (Un reto para la ciencia, pag. 15),
que contempla la ironía y el humor como solo puede hacerlo quien se siente
humilde heredero de los autores citados anteriormente, (Descortesía del suicidio,
pag. 13) y que deforman la realidad como sólo un padre resignado sabe hacerlo (Rebajas,
pag. 104). Y es que leer, o releer a Carlos Vitale, es sentir una bocanada de
aire fresco en nuestras neuronas, y es sobretodo, entender sus razones, (de
escritor) porque Sus razones tendrá (pag. 25), para creer a su peluquero (pag.
40).
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