DIAS DE LIBROS Y ROSAS (2016)
DIAS
DE LIBROS Y ROSAS (2016)
Por primera vez acudo a
Sant Jordi, la fiesta del Libro por antonomasia en la Ciudad Condal. Siempre he
sido un asiduo de la Feria del Retiro, y lo seguiré siendo, pero este año, he
decidido conocer y disfrutar Sant Jordi, la fiesta del Libro y de la Rosa. Y vaya si la disfruté. Las Ramblas estaban como me las imaginaba, y no eran los
libros lo que más llamaban la atención. Era ver paseando entre los lectores,
hojeando ejemplares como un comprador más, a un Eduardo Galeano con su reciente
novedad El cazador de historias bajo su brazo. O eso me pareció a
mí. Galeano es un tipo sencillo. Y digo es, porque a aquellos que admiramos su
obra, tanto como su persona, nos cuesta creer que ya no nos entregue nuevos títulos,
nuevos relatos, nuevas historias con las que sorprendernos. Estoy convencido
que al igual que otros grandes de la literatura, a buen seguro que Galeano
habrá dejado en algún cajón algunas pinceladas de su obra sin publicar. Y
también me encontré posando con sus lectores a una flamante Eugenia Rico, que
acaba de publicar novela en Suma Editorial, El beso del canguro,
a mi juicio, que he tenido la fortuna de haberla leído en galeradas, una de sus
mejores novelas. ¿Por qué me muestro tan contundente en esta afirmación?.
Veamos. Eugenia posiblemente sea una de las escritoras más deslumbrantes de la
llamada “nueva narrativa española”. Y decir esto, es decir mucho, lo sé. Cuando
nadie se atrevía, no ya a escribir, ni tan siquiera a hablar de novela
fragmentaria, ella ya “la escribía y ganaba el Premio Azorín en el año 2002”.
Pero claro, es cuestión de opiniones. Siguiendo con mi paseo de “libros y
rosas”, y bien acompañado por algunos miembros del colectivo @LaObservatoria, me encuentro con viejos amigos, Care
Santos, Marta Sanz, Andreu Martín a quienes hacía tiempo no veía. Hablamos de
libros, y con el flamante Premio Nadal, Víctor del Árbol, con su novela La
víspera de casi todo. Es curioso. Tengo una amiga, fiel seguidora de Víctor
desde sus comienzos, que ya me lo recomendaba cuando no era conocido en España,
aunque sí en Francia donde acumulaba Premios y ediciones. Ahora, con el Nadal
bajo el brazo uno se pregunta, ¿qué le deparará el destino a Víctor del Árbol?.
El tiempo lo dirá. Lectores fieles tiene, no le faltarán, y eso es mucho hoy en
día para un escritor. Continúo mi paseo por las Ramblas entre empujones
observando las colas de los autores que firman ejemplares. Como siempre
rivalizan cual es la “más larga”, y me detengo en unos Grandes Almacenes en
donde decido terminar mi particular periplo por Santo Jordi para dirigirme a
una librería donde un “cuentacuentos particular”, “sin nada de princesas salvadas por príncipes, sin más perpetuación de
roles de género y estereotipos dichosos que tanto daño hacen y tanto
aborrecemos” me enseña la otra cara de la fiesta del Libro y la Rosa a la
que prometo regresar el próximo año.
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